jueves, 14 de febrero de 2019

En la estantería



Ya no le temo a los agujeros
de las paredes cuarteadas
por donde brotan los muertos
que gimen con urgencia su  desdicha.
Ya no le temo a las tardes
 vestidas de ausencia
 que aprietan tu olvido
 en la estantería del Amor.
Ya no le temo a la lluvia
que  no cesa y se hace gorrión
en la memoria de mi noche
cuando roza el amanecer.
Ya no le temo al silencio
que ronda entre el ulula del búho
y el murmullo de la hojarasca,
ni al relámpago fulminante,
ni a los postigos donde se asoman los muertos,
ni a la travesía que roe la vida,
porque ahora viajo de tu mano…
 soledad.





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